Llegó el 12-M; el oficialismo del MPN prueba su poder de fuego

Llegó el día. Este viernes se hacían los últimos preparativos en el estadio Ruca Che para el acto convocado por el presidente de la Junta de Gobierno, Omar Gutiérrez. La “fiesta” que se presenta para “todos” pero será solo para una parte porque el MPN ventila ya su interna, comenzará por la mañana del sábado y se extenderá hasta bien entrada la tarde, según estiman sus organizadores.

Habrá ausencias notorias aunque previsibles. Jorge Sobisch no irá, se decía. Tampoco Guillermo Pereyra. Ni Rolando Figueroa. Ni Toti Manganaro. Son todos jugadores activos en la interna. Otros, más contemporizadores con el actual oficialismo, aparecerán entre la multitud que seguramente el oficialismo logrará concretar.

Es un contexto agitado el que rodea la convocatoria, prueba de fuego y virtual lanzamiento plural de la candidatura a la reelección de Gutiérrez. El gobierno de Mauricio Macri está en su peor momento, del que podrá salir bien o mal parado, según se den las circunstancias y según se maneje la coyuntura: inflación, dólar, FMI, son todos conceptos recurrentes en la política argentina, y cuando inundan la portada de la actualidad no auguran nada bueno, generalmente.

Esto repercute en Neuquén, pues repercute en el ánimo popular. Hay que agregarle el conflicto docente, con episodios de relativa violencia que el gobierno de Gutiérrez intenta aprovechar para victimizarse un poco y aprovechar el pertinente repudio de la “civilización” contra la “barbarie”, perdonando la comparación tratándose de una crisis educativa. También persiste el conflicto con los médicos de los hospitales. Y cuestiones que se juegan ya en la interna, como la culposa actitud frente al tarifazo, que se contrasta con la oportunista de quienes se pueden dar el lujo de no depender de nadie más que de sí mismos.

El 12-M tan organizado y trabajado desde los cuarteles que anidan en la Casa de Gobierno, ha llegado. El ala renovadora que busca la continuidad de otros cuatro años quiere marcar fuerte la cancha de la competencia.

Se verá hasta dónde llega en su aspiración.