Es hora que la razón le gane a la fuerza bruta

19 abril, 2018
Es hora que la razón le gane a la fuerza bruta
gutierrez-huinganco
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A esta altura del año y del conflicto entre el gremio docente y el gobierno neuquino, se torna evidente que hay que convocar a la racionalidad, que pasa fundamentalmente por cuidar las instituciones democráticas.

Son estas instituciones las amenazadas cada vez que se desbordan los cauces previstos por las leyes para estas situaciones de discordia sectorial.

Hay que recordar –y entender- que el gobernador Omar Gutiérrez no es un tirano represor, como se lo pretende hacer aparecer desde el gremio; así como tampoco Marcelo Guagliardo es la encarnación del mal que persiga la disolución de las instituciones democráticas en pos de una feliz ignorancia con las panzas llenas.

Hay que recordar además que no son comparables las funciones de ambos. Gutiérrez tiene el deber de administrar los recursos de la provincia, y sostener los servicios que presta el Estado a los ciudadanos, entre los que está, en primer lugar, la educación pública; para eso ha sido elegido por mayoría del voto ciudadano. Guagliardo tiene el deber, encomendado por los afiliados a ATEN, de representar a los maestros en lo que hace a sus derechos laborales. Uno representa a todos los ciudadanos; el otro, sólo a los maestros.

Así, Gutiérrez no está donde está para ocuparse exclusivamente de los reclamos gremiales del gremio docente, sino para hacerlo en un contexto donde lo importante, entre otras cosas también importantes, es garantizar la educación pública con escuelas abiertas. Y Guagliardo no está para decirles a los gobernadores cómo deben gobernar, sino para conseguir el mejor beneficio posible para sus representados.

Las exageraciones en los roles no le hacen bien a nadie. Tal vez sea el momento de obrar con grandeza. Deponer la aparentemente inevitable mezquindad de la ventaja, y pensar seriamente en el daño social que provoca un conflicto tan largo como innecesario.

La diferencia entre lo que propone el gobierno y lo que pretende el gremio no es tan grande. Mucho más caro que zanjar esa brecha, con un poco que ponga cada parte, le saldrá a la provincia estropear otro año lectivo, y dañar irreparablemente a otras generaciones de alumnos acostumbrados al desatino.

Este jueves empieza la nueva medida de fuerza, un paro por cinco días. Antes de que termine ese plazo, la sociedad neuquina debería poder sentir una señal de madurez que sepulte para siempre la metodología de las imposiciones por la fuerza.

Rubén Boggi

 

 

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