La memoria, la verdad y la justicia…en Neuquén

24 marzo, 2018
La memoria, la verdad y la justicia…en Neuquén
marcha
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Cuando hace 42 años se concretó el golpe de Estado que terminó con el gobierno constitucional de Isabel Martínez de Perón, en Neuquén gobernaba el MPN, igual que ahora. La población apenas superaba los 240 mil habitantes. No había Vaca Muerta, todavía no se hablaba de Loma de La Lata. Neuquén fue al golpe como en el resto del país: con una mezcla de resignación por el fracaso de la democracia, y una esperanza ingenua en que un poco de mano dura la podría arreglar. Neuquén perdió, como toda la sociedad argentina. La dictadura no arregló nada. Por el contrario, estropeó casi todo lo bueno que estaba surgiendo.

Entonces como ahora, 42 años después, había progresistas que preferían el golpe antes que seguir “aguantando” al “gobierno de derecha” que el mismo Perón había engendrado, con Isabelita y López Rega. Poco duró la ilusión de un cambio en el que tantos golpistas civiles esperaban gozar algún beneficio. La sociedad neuquina apretó los dientes y poco a poco fue preparando el camino para el retorno de la democracia. En ese camino perdió vidas valiosas, sufrió la falta de libertad, acuñó nuevas formas de expresión. Pero, sobre todo, y en el plano político, siguió conectada con el poder de maneras sinuosas. A través, en buena medida, del MPN y sus mil y una maneras de aferrarse a ese poder obsesivamente, lo que le permitió mantener viva la estructura y ubicados referentes propios en distintos estamentos del Estado aún en los más negros días de la dictadura.

La memoria, en esta Neuquén 2018, continúa siendo selectiva. Se recuerda lo que se quiere recordar, y lo que no, se olvida o se mantiene discretamente callado. El MPN ha elegido este año el camino de encender la llama evocativa de aquellos años desgraciados con una posición muy cercana a su costado progre-peronista. Es una de sus caras. Actos oficiales de recordación a tono con lo políticamente correcto, que es mencionar todas las veces que se pueda  Nunca Más, etc.

Coincide la expresión concreta y política de los gestos emepenistas en esta fecha, con lo que está fraguando su colonia selecta de estrategas. Es lo que definirá la interna del MPN entre este año y el siguiente: o se peroniza a fondo, para mostrarse como opción sin dudas al macrismo oficialista, o se mantiene como opción provincialista práctica y segura del catecismo liberal y desarrollista que encarna Cambiemos. No está clara todavía la opción que se elegirá. Porque el “gutierrismo” transita las dos veredas en su propia conformación de gobierno. Y el “rolandismo” –que amaga con la peronización a fondo- todavía es más una insinuación que una realidad concreta.

Mientras, además de la memoria, el sábado fue el día de la verdad y la Justicia. De verdad es difícil hablar, porque solo se acepta la verdad que conviene al poder. No hace falta una dictadura para imponer esta horrible restricción. Ahora están las redes sociales para manipular conciencias sin pudor ni responsabilidad. Y sigue estando firme el autoritarismo argentino, que implica manejar el poder y sus infinitas maneras de presionar el trabajo de quienes viven de buscar la verdad.

Y la justicia…bueno, está en crisis. En Neuquén se sabe muy bien de esta realidad, con lo ocurrido y lo que resta por ocurrir en el caso del doble femicidio en Las Ovejas. Una evidencia de deficiencias estructurales, de distancia entre lo que se dice y lo que se hace, una prueba concreta e hiriente de que las leyes enuncian postulados que después la realidad se encarga de no cumplir, en un sistema de inequidad casi brutal, que privilegia a la burocracia propia antes que la necesidad ciudadana.

Neuquén, a 42 años de aquel golpe de Estado, ha crecido de manera impresionante. Pero su desarrollo es imperfecto, y su progreso, relativo. El progreso se mide en la calidad de vida de la población. No es solo estadísticas de números y porcentajes, sino evidencia física y espiritual en la gente.

Hace 42 años, había muchas cosas que estaban peor que ahora. Pero, ahora, hay cosas que están peor que hace 42 años.

La educación, por ejemplo. El compromiso y el enfoque decidido de la salud pública, por ejemplo.

Por eso, cuando hablamos de memoria, verdad y justicia, no es solo repetir un eslogan y agitar banderitas fáciles.

Es trabajar, modificar el presente, ser mejores, aunque cueste, aunque duela, aunque demore.

Rubén Boggi

 

 

 

 

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