La familia que vive en el auto y espera

23 febrero, 2018
La familia que vive en el auto y espera
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Natividad atiende a sus hijos mientras su marido, que consiguió una changa, trabaja. Está ocupada en ver si puede anotarlos en alguna escuela. Llegaron a la capital neuquina hace solo algunos días. Lo singular es que desde entonces viven en el auto que los trajo, estacionado en el Parque Central.

El Fiat Duna está medio destartalado pero funciona. En su interior han dormido Natividad, su marido y sus dos hijos. Están decididos a alquilar algo. “Podemos pagar hasta 1.500 pesos” dice esta mujer llegada hace unos tres años con su pareja desde Formosa, a San Patricio del Chañar.

“En El Chañar nos quedamos sin trabajo, y es difícil conseguir otro. Por eso venimos acá”, dice Natividad. No piensan en volver a Formosa: “allá hay tres veces menos trabajo que acá. Encima, ahora hay inundaciones, porque creció mucho el río”, dice. Prefiere el desafío de la gran ciudad de la Patagonia. Áspera, un poco hostil, un poco solidaria.

“Apenas llegamos le dije a mi marido que fuera enfrente, que había una obra donde se veía gente trabajando”, cuenta Natividad. Hacia allí fue el hombre, albañil, carpintero, hábil en distintas disciplinas. Y consiguió el trabajo, de pintura. Con eso han comido en estos días. Eso basta para guardar la esperanza en alto.

¿Y el Estado? Por ahora, bien, gracias. “No queremos molestar”, dice Natividad, para afirmar que no golpearon puerta alguna de la administración estatal. “Seguro tienen mucho que hacer”, dice, mientras cuenta que un compañero de trabajo de su marido les ofreció el baño de su casa para que se puedan higienizar.

El autito blanco, ruedas y casa al mismo tiempo, guarda en estos días una historia, un poco triste, un poco esperanzada. Allí, en el Parque Central, cerquita de donde se hace la feria de los sábados.

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