¿Tener o no tener una planta, sumar o perder alumnos?

11 diciembre, 2017
¿Tener o no tener una planta, sumar o perder alumnos?
allanamiento
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Me gustaría tener una planta de marihuana en el patio de mi casa. Es bonita y sería práctico. Pero sé que me expongo a un allanamiento. También se sabe que para le ley, es lo mismo una planta de marihuana que un kilo de cocaína, porque son lo mismo para nuestro plexo legal: droga.

Tener una planta de marihuana en una residencia universitaria es igual de práctico y agradable a la visual. Pero con la diferencia que se trata de una propiedad del Estado. No es mi casa, sino una que me prestan para que yo pueda estudiar. Y el Estado, mal que le pese a muchos, no es Cristina ni Macri. El Estado, en este caso la Patronal que sede graciosamente una vivienda, es toda la sociedad. Y el, ponele, 80% de la población no consume drogas y condena su uso. Y además, y quizá el factor de mayor peso para los que se ufanan de tener consciencia social, dentro de la sociedad que con sus impuestos me facilita los estudios, hay un 30% de pobres, y millones de argentinos que se levantan cada día a las 6 de la mañana para ir a trabajar. Les guste, o no.

Los estudiantes de la facultad de derecho de Roca que sufrieron un allanamiento, traicionaron a quienes confiaron en ellos. Si uno tiene conciencia social y sabe que millones de laburantes y pobres (que con el 21% de IVA que tributan en cada paquete de yerba que compran) contribuyen para que sea un profesional, rendir las materias en tiempo y forma, y ser el mejor profesional seria el deber moral primario.

Pero puede darse que alguno quiera fumar marihuana y además pelearse con un vecino. Es como el tipo que vuelve del asado con los amigos un viernes a las 3 am y le da por cruzar un semáforo en rojo. Puede. Pero si hay un inspector de tránsito en las proximidades y le hace una multa, lo más lógico y correcto es que le cobren una multa. Y digo correcto porque pienso en el respeto que se merecen todos aquellos que no cruzaron el semáforo en rojo.

Con el porro pasa lo mismo. Si lo cultivas, sabés que, si aparece el hombre malo del uniforme es posible que te aplique una multa.

Ahora, las fuerzas del orden hicieron el procedimiento en la casa de las leyes y del debate político. Por lo tanto, ya se vio que van a emplear ingentes cantidades de esfuerzos mentales y saliva en analizar una situación vulgar y corriente.

Lo bueno es que están las pruebas a la vista. El allanamiento realizado por la policía en las residencias universitarias de Roca, no es diferente a ningún otro que esté ocurriendo en este momento. Pasa que mucha gente en ese ámbito adolece de realidad. En la foto que publica el diario Río Negro se ve que la puerta a la que abrieron de una patada, tiene la llave puesta. O el pasador corrido. Como prefiera. El policía si no le franquean el acceso a esa habitación vedada, tiene la obligación de acceder. ¿Cómo? Opciones: a: se la abrís vos b: la abre de una patada. Es así siempre. Pero siempre es un terreno extraño para algunos.

Sobre la ilegalidad de la medida, el fin de semana se levantaron decenas de voces infundadas. Hable con uno de los protagonistas a quien le pregunte: ¿viste la orden de allanamiento? ¿No opinaste? Si.

Un solo medio, www.anroca.com.ar, hizo lo que correspondía: mostrar que dicen las partes, incluso el Juez. Que es el padre de la criatura. La orden de allanamiento está firmada por el Secretario del juzgado, que es un abogado, es idéntica a la que se usa en todos los allanamientos cuya legalidad es certificada en tribunales de alzada, y de paso le dejaron una copia. Gritos, llantos y repudios. Berrinche.

¿Se creen, por ventura, que el juez no sabía que toda la grey agnóstica llamada “comunidad universitaria” se le iba a venir como bicho al foco ni bien abriera la oficina el lunes? Obvio que sí. ¿Se creen por ventura que actuó sin cubrirse las espaldas? Obvio que sí. Pero como abonan la teoría del fin del Estado de Derecho, en una realidad paralela delirante, comenzaron con los pucheros.

Entonces ahora, se abre el debate si es poca o mucha droga. Si fue una picardía o no. Primera cuestión: si yo con el decano Andrés Ponce de León formáramos una banda de rock, hasta podríamos hacer el aguante a los pibes de la residencia y le compraríamos faso para que el negocio sea rentable. Pero, el Decano, es funcionario público. Representa a la comunidad universitaria, en lo académico y en lo político, y a la sociedad toda en tanto la Universidad no genera dividendos y funciona con el aporte público.

Por lo tanto, es el representante de la Patronal: esa masa heterogénea (a la que es saludable ponerle rostros de tanto en tanto) que llamamos sociedad, la cual como hemos dicho está integrada por un 30% de pobres, por un 35 por ciento de trabajadores en negro, y millones que se levantan a las 6 AM a laburar. Les guste o no.

Por respeto a esos patrones, el Decano lo mejor que podría hacer es: verificar que todo el procedimiento se haya hecho según dispone la ley. Si es así, desentenderse del asunto, esperar que la justicia aclare el caso, y dedicarse a trabajar para que los baños estén limpios, para que las mesas se exámenes se respeten. En una de esas revierte la diáspora de estudiantes que ha sufrido nuestra facultad, que tenía 2.000 ingresantes en el año 2000. Y que luego de la toma del 2005 paso a 800, y hoy ronda los 1.000. La hicieron pelota, pero eso sí, con mucha corrección política.

Y una última consideración sobre cierto resentimiento: escuché decir que como es posible (otra vez el berrinche) que allanen en un abrir y cerrar de ojos una residencia por unas escuálidas plantas de marihuana, y en un año y medio de decanato tomado, el juez no haya movido un dedo.

Chicos, el juez llegó a juez no precisamente por ser boludo. La toma del decanato fue un conflicto sindical, derivado en político, el cual -con notoria cobardía-, se intentó que la justicia resuelva. Y se creyeron que el juez se iba a comer el amague e iba a resolver el caso. Eran las autoridades electas de la facultad las que debian tomar la decisión y pedirle al juez el desalojo. Era una decisión política. Estos chicos me quieren usar (habrá pensado el magistrado), pero primero que pongan ellos lo que hay que poner. Ahora, grandes cortinas de humo se levantarán para tapar ineptitudes y mentiras. Mientras los egresados del nivel medio, esquivan nuestra Universidad Pública y hacen crecer la matrícula de las universidades privadas.

Mirá que funcionales al capitalismo que habéis resultado, gilipollas.

(Fabricio González es periodista. Vive en Roca).

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