El Estado se pega con el conflicto social en sus propios dientes
Con una declaración de paro por tiempo indeterminado anunciada por ATE en Neuquén, y la consideración del tema en una reunión de gabinete gubernamental planificada para la tarde de este mismo martes, la provincia vuelve a entrar de lleno en una situación de conflicto social, que excede los límites del aparato burocrático estatal, ya que tiene consecuencias directas en la sociedad toda.
Es evidente que esta no es una pelea entre Omar Gutiérrez y Carlos Quintriqueo, por mencionar las cabezas de la “patronal” –el referente principal de la administración del Estado- y del sindicato. Esta es una puja política, que ha pasado por distintas motivaciones, según las coyunturas socioeconómicas del país, y que atañe a la sociedad entera. Lo que pasa en el Estado neuquino es simplemente un reflejo de lo que la sociedad va decidiendo. Y la solución final vendrá de la mano del voto, no de la negociación entre partes.
El tema está en la agenda urgente de la época. Vuelve a estar, porque ha estado antes. Tiene que ver con la administración de los dineros públicos, los niveles de insatisfacción social acerca de esa administración, el alto porcentaje de pobreza, el alto porcentaje de desempleo estático (sin dinamismo). Se requiere que el Estado gaste menos, o por lo menos, gaste mejor. Y el Estado se defiende profundizando la puja por su propia administración.
En este contexto, el gobierno neuquino enfrenta la más dura presión desde 2007. No lo podrá resolver con una “mejor” negociación, sino con el ejercicio de la política. El “diálogo”, los “consensos” son solo palabras que esconden inutilidades. Es hora de accionar, de resolver, de establecer finalmente políticas que estén de acuerdo con las proclamadas prioridades.
