¿Qué pasó en Tratayén? ahora, no se entiende nada

La interna judicial, y particularmente, los distintos criterios aplicados por fiscales y jueces del Tribunal de Impugnación, han producido un hecho muy polémico, este lunes, cuando en este último ámbito se decidió anular el operativo de secuestro de armas, bombas molotov, y detención de tres personas, en una ocupación mapuche de tierras que fueron desalojadas y devueltas a sus propietarios legales.

El criterio de los jueces fue, según se informó, que la policía y los fiscales actuaron ingresando a una vivienda dentro de esas tierras, produciendo en los hechos un allanamiento sin cubrir las garantías del caso, y por ende, incurriendo en violación de domicilio. Por ese motivo, se anunció la anulación de tal procedimiento, y la libertad de quienes habían sido detenidos e imputados.

Se entendió así, como “domicilio” un precario puesto levantado por los mismos ocupantes en situación de ilegalidad. Allí estaban guardadas las armas, y lo demás. Nada de eso parece importar, como si la ocupación, la violación flagrante de la propiedad ajena, tener armas de guerra, y ciertamente, bombas molotov preparadas, no fuera lo importante.

Lo importante fue la “violación” de un domicilio que claramente no está asentado legalmente como domicilio ni nada, mucho menos como propiedad de sus transitorios ocupantes.

Todo esto podrá observarse literalmente,  si es cierto que –como se dijo- la policía  grabó todo, y actuó con testigos llevados especialmente para precisamente dar cuenta de la actuación realizada.

Aquí, no se trata de avalar cazas de brujas ni persecuciones raciales, religiosas o políticas. Pero es necesario actuar con las leyes en una mano y el sentido común en la otra. Si no, es probable que lo serio se transforme en una comedia alocada, donde ya nada importe.

Rubén Boggi