Macri: sólo un relámpago de optimismo en el Valle
Rápida, casi un relámpago, la visita de Mauricio Macri instaló no obstante una certeza: el Presidente espera un buen desempeño electoral de Cambiemos para el 22, y anticipa un énfasis nuevo de su gobierno sobre el aumento del empleo y la reducción de la pobreza.
Macri fue recibido por el gobernador Omar Gutiérrez en el aeropuerto capitalino, y desde allí se trasladó al tercer puente sobre el río Neuquén, en donde presidió esta inauguración sui géneris, de una obra que en realidad todavía resta finalizar. Allí participaron los intendentes de Neuquén y Cipolletti (ambos en Cambiemos), Horacio Quiroga y Aníbal Tortoriello; y el gobernador rionegrino, Alberto Weretilneck.
En los accesos al puente, sobre la multitrocha de la ruta 7, los gremios estatales, más sectores opositores y obreros de la empresa maderera MAM, hicieron saber su discrepancia con las actuales políticas nacionales. Fue un acto que se realizó sin inconvenientes, ya que la cerrada custodia presidencial se limitó a trazar un perímetro prudente alrededor del mandatario, sin interferir en las protestas.
El discurso de Macri fue corto, y previsiblemente optimista. No hizo alusión a la coyuntura, que ha crispado algunos ánimos, aunque sí convocó al repetido “trabajemos juntos” en alusión al desarrollo de la Patagonia norte. Con respecto al puente inaugurado, no se privó de cuestionar –por las demoras en las obras- al ex ministro de Planificación y Obras Públicas, Julio De Vido y al ex titular de la secretaría general de la Presidencia y de la Agencia de Inteligencia durante los gobiernos kirchneristas, el neuquino Oscar Parrilli.
