Río Negro, un papelón atómico
“Estamos redactando la nota que enviaremos al Gobierno Nacional rechazando definitivamente la instalación de la central nuclear en Río Negro”. La bombita la detonó el gobernador rionegrino, Alberto Weretilneck, por Twitter. Si bien se había comentado la intención antes, esta confirmación golpeará fuerte a nivel nacional, e internacional, teniendo en cuenta que está involucrada directamente en el tema la República Popular China.
Las razones son políticas, y claramente electorales. Se supone que negar la construcción de la central nuclear, prevista en los proyectos para 2020, en territorio rionegrino –todavía no se había anunciado oficialmente en qué ubicación- mejoraría la prestación electoral del partido oficialista, Juntos Somos Río Negro, que tuvo un desempeño pobre en las PASO.
En mayo de este año, había sido el propio Weretilneck, desde China, quien había anunciado también por Twitter, antes que el propio presidente Mauricio Macri, que la quinta central nuclear se construiría en territorio rionegrino.
El gobernador rionegrino había anunciado entonces, con entusiasmo, que la central implicaría "una inversión superior a los u$s 8.000 millones y durante los cinco años de su construcción contratarán cerca de 4000 personas”.
Ahora, apenas meses después, tras los iniciales rechazos locales, una polémica inevitable, y un resultado electoral adverso, Weretilneck se decidió a dar marcha atrás, con consecuencias imprevisibles, y la posibilidad cierta de que la central ahora busque instalarse en alguna otra provincia patagónica.
