El club del whatsapp y la conquista de diciembre

15 diciembre, 2016
El club del whatsapp y la conquista de diciembre
gutierrez-paso-aguerre
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Llega el fin de año, y el gobierno neuquino, como el nacional de Mauricio Macri, parece encontrar  en los aires de diciembre el último oxígeno necesario para dar por superados, sin mayores problemas, los 12 meses más complicados que jamás hubieran imaginado superar.

Omar Gutiérrez y Mauricio Macri terminan entrelazados, al igual que Alberto Weretilneck, en una danza en la que comparten necesidades y objetivos más que amores y sentimientos. Gutiérrez desactivó las protestas gremiales (estatales, UOCRA, petroleros) sin terminar de desarmar la bomba, pero al menos garantizando que por ahora no explote. Algo parecido jugó Weretilneck en Río Negro. Macri, a último momento, ganó una pulseada clave por Ganancias, agarrándose de los pantalones del sindicalismo (la pata más viva del peronismo) y aprobando la emergencia social que aumentará gastos pero acallará a los más revoltosos.

Gutiérrez emitirá más deuda, con títulos que aprobará la Legislatura. Weretilneck emitirá bonos en dólares. Macri colocará también más deuda. Todos apuestan a seguir alargando el tamaño del puente hasta que lleguen las anheladas inversiones y la posibilidad de reactivar en serio la obra pública. Los grandes ganadores son los sindicatos, que se han convertido en organizaciones clave en la coyuntura, para encauzar el descontento y frenar las versiones de sí mismos más radicalizadas.

La alianza con Macri puede durar meses o más tiempo. Por ahora, Gutiérrez y su colega rionegrino están en el grupo de los 11, los gobernadores que bancan la apuesta por Ganancias. Tienen un grupo, real, de whatsapp, y están conectados con Rogelio Frigerio, Marcos Peña y el mismísimo Macri. Otro neuquino también es pieza clave: Guillermo Pereyra, muy cerca de la negociación con el gobierno, más allá de las actitudes rebeldes manifestadas. Su amigo y compañero, Hugo Moyano, fue el primero en reunirse con el Presidente, en Olivos, mientras Peña y Frigerio anunciaban la concertación en marcha. El mismo es pieza determinante para llegar al trabajoso gran acuerdo petrolero.

No sobra nada, por el contrario, falta. Sin embargo, se llegó al fin del año soportando la fuerte presión de la “resistencia” que desde las sombras o no tanto, alimenta el kirchnerismo residual aliado con la izquierda, con Milagro Sala como estandarte de repercusión internacional. En Neuquén, la izquierda trabajó y trabaja para espesar el caldo. En el sindicato petrolero ha dejado una raíz plantada. En el gremio docente, ejercerá su nuevo poderío. En la UOCRA, florecen las oportunidades para las expresiones tradicionales de la protesta, en rutas, yacimientos y demás enclaves de fuerte repercusión. En los hipermercados, atrae la magnitud del consumo que no llega a los más pobres.

No sobra nada, pero sí abunda la voracidad por el poder, porque cuando más lío, más hambre hay por conquistar espacios. En el MPN hay por lo menos cuatro bandos que miran de reojo. En el Gabinete “horizontal”, todos se miran cerrado de ojo a un costado, como dice el tango, calculando quién será el primero que abandone la casa del reality show emepenista. Al mismo tiempo, todos se sorprenden un poco con Gutiérrez, que no para de subir y bajar de aviones y circular entre la Casa Rosada y los pueblos del interior neuquino.

¿Es un piloto de tormentas? ¿Es sólo un administrador hiperactivo? Quizá, quienes hacen política, deberán entender que es el Gobernador. Y que la magnitud de la dificultad, es la que pone la medida de lo que puede ser un mandatario.

Termina el primer año, termina un año malo, amarrete, decepcionante. Sin embargo, a la vuelta de la esquina sigue alumbrando la esperanza.

Rubén Boggi

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