Llamativa comodidad política actual de Quiroga

Horacio Quiroga se siente a sus anchas en la coyuntura. Disfruta de un oficialismo nacional todavía triunfante, más allá de una gestión en deuda con las expectativas que inicialmente alimentó. En esa zona de confort, se permite criticar al MPN por izquierda, y provocarlo desde la iniciativa capitalina.

Desde la intimidad del corazón político opositor, consolidado en el edificio municipal, Quiroga lució el futuro de la ciudad que avizora en el corto plazo: con Metrobus financiado por el gobierno de Macri en el primer semestre del año próximo. Más bicicletas y menos autos. Y una noción clave, la del respeto al peatón como eje fundamental de una ciudad que hasta ahora ha sido un jolgorio salvaje de bestias mecánicas.

En paralelo, se colocó a la izquierda de ese MPN que amagó con una profunda reforma política para sacar un producto lavado, más fruto de la conveniencia que de las convicciones aperturistas. Desde esa ubicación, criticó la continuidad de listas colectoras y espejo, que “convierte a algunos partidos prácticamente en una inmobiliaria”.

“Es como si abrieran un boliche en una esquina, le pusieran un cartel con la idea de sacar un diputado o un concejal y a partir de ahí después ni siquiera se sabe para qué lado van”, se permitió decir, con contundencia, el Intendente. Es una descripción metafórica casi exacta, acerada, filosa. Aunque nadie del staff político neuquino se pueda poner al margen de la realidad, pasada y presente, que fue pintada por esas colectoras, en mayor o menor medida.

La comodidad de Quiroga es uno de los rasgos salientes de la coyuntura preelectoral neuquina. Permite anticipar que será intenso lo que se viene. Que habrá un pragmatismo novedoso, afirmado más que nunca en la conveniencia de hacer, construir, edificar, en medio de una Argentina todavía endeble, de la que Neuquén no quiere ni puede escapar.

Rubén Boggi